jueves, 10 de julio de 2014

Vuelves



A Norma Segades
(Poeta Argentina)


Vuelves



Domo
de líquido cristal.
Tu suerte…
crecer invertido.
Bruñido espejo.
Diamante fundido
que pende del bronce
que lo retiene.
Lo alimenta.
El planeta entero
lo llama.
Con fuerte mano
imperiosa, extendida,
clama
por su vuelta
a la matriz mineral.
La curiosa gota
cede y cae.
Mañana brotará,
salobre,
de tus ojos negros.
Húmedos cielos
Azabaches.
Apurada por tu alma
volverá a su cuna.
Tras acariciar tu piel
será lágrima.
Pequeña ofrenda
pasional
al mar eterno
que la espera.


                     Jorge

viernes, 4 de julio de 2014

Espejos Perdidos



                                                          “La memoria es como el vidrio. Aquellos que se fueron
                                                                                siguen siendo visibles, cercanos; pero ya no hay posibilidad
                                                                                de contacto. La muerte es muda, prohíbe el diálogo. Solo
                                                                                permite el silencio”.
                                                                                                                                          Henning Mankell                      


               Espejos Perdidos



Estoy tan disociado de mi imagen que solo la concibo como la recuerdo.
Cuando Irina me dejó solo…Cuando toda nuestra vida juntos comenzó 
a habitar solo en mi memoria, débil ya, por cierto, mi universo fue compri-
miéndose dentro de la casa de la calle Río Branco.
 La viudez cambió mis días, transformando mi temperamento, y costum-
bres de forma tal que no noté lo progresivo de mi aislamiento.
 Una realidad agarofóbica fue evaporando mi vida social, puesto que no
tuvimos hijos. En nuestra relación no germinó esa noción de perpe-
puarse en retoños…Los pocos parientes que quedaban con vida, nunca
recibieron noticias nuestras…ni antes, ni luego del deceso de mi querida
Irina. Ellos, por su parte, jamás tomaron la iniciativa.
 Era el invierno de 1973. El frío fue la excusa perfecta; la mentira más
piadosa.
Primero fueron los paseos matinales. Se fueron espaciando, hasta que 
ni la calle ni el parque volvieron a recibir mis pasos lentos.
Pronto dejé de hacer las compras; encargaba lo que necesitaba del mercado,
por teléfono. Por otro lado, mis necesidades eran mínimas.
 Cuando se vive actuando la historia propia, uno debe adaptarse a una 
realidad diferente: La del pasado. Pero el tiempo siempre corre sobre los
rieles de la eternidad, y ésta rebalsa nuestra capacidad de comprensión.
 Solo me reconozco en el recuerdo de una persona de cuarenta…Y ya han
pasado otros cuarenta años de la mañana que decidí sacar todos los espejos
de la casa. Desde ese momento, las cosas son como las recuerdo.
Yo soy ese hombre joven de las fotos; el que posa abrazando a Irina en la
playa Malvín.
 Creo que el timbre no funciona, y la aldaba de bronce reposa quieta y muda, 
resignada al mutismo y a la pátina verdosa. Nadie golpea la vetusta
puerta de roble.
 Dentro, en la penumbra oprobiosa, se representa el drama de mi solitario
 paso por la vida, en la última de las prisiones. La del olvido.

                                                                                                  
                                                                                                    Jorge.