Tengo frente a mí el plato
que de niño detestaba.
Humea y esparce su aroma
y lo huelo con deleite.
Me espera un festín
que es porfiada venganza.
Parada junto a mí, mi madre
reclama por su hazaña.
Joven y regordeta,
morocha y lozana.
Se sienta, luego
junto a mi madre,ya anciana,
rubia y delgada.
Mientras levanto la cuchara,
pasa, lento, mi padre,
apoyado en su bastón,
con su mirada clara.
Se encuentra, entonces,
con mi padre,
de oscuros bigotes,
sonrisa fácil,
brazos fuertes y ásperas manos.
...Y no se dicen nada.
El tiempo se saltea un renglón;
como Rayuela.
Tomo un bocado,
y festejo su segunda juventud,
llena de cándido amor;
y el pasado cena
esta noche en casa.
Y, más tarde, seguro,
se acostará en mi cama.
Jorge
jueves, 28 de junio de 2012
miércoles, 27 de junio de 2012
Cantina de puerto
Estás bailando
en el lugar de las risas,
francas y frescas
abiertas,verdaderas,
como rosa de té.
La danza sensual
es ritmo portuario;
caótica mezcla marina
de color universal.
El lugar de barullo grato,
licores malos
y buenos y fuertes brazos;
mujeres sin respuestas
y barra a la española.
Y estás cantando
como disco de pasta,
sucio y gastado;
con voz desnuda
y mejillas subidas,
una canción enmudecida
por el griterío de otros sones.
Y yo deseo estar.
Si me esperas encontraré
la calle que baja la barranca,
siguiendo el olor de mar.
Entraré y entonaremos
ritmos ebrios,
como eximios cantores.
Con camareras agitadas,
alegres bailaremos.
A nuestra forma oraremos
pidiendo una bendición pagana:
Que por una vez se demore el alba.
Soñaremos despiertos
entre cálidos sudores.
Rogaremos
Jorge
en el lugar de las risas,
francas y frescas
abiertas,verdaderas,
como rosa de té.
La danza sensual
es ritmo portuario;
caótica mezcla marina
de color universal.
El lugar de barullo grato,
licores malos
y buenos y fuertes brazos;
mujeres sin respuestas
y barra a la española.
Y estás cantando
como disco de pasta,
sucio y gastado;
con voz desnuda
y mejillas subidas,
una canción enmudecida
por el griterío de otros sones.
Y yo deseo estar.
Si me esperas encontraré
la calle que baja la barranca,
siguiendo el olor de mar.
Entraré y entonaremos
ritmos ebrios,
como eximios cantores.
Con camareras agitadas,
alegres bailaremos.
A nuestra forma oraremos
pidiendo una bendición pagana:
Que por una vez se demore el alba.
Soñaremos despiertos
entre cálidos sudores.
Rogaremos
Jorge
domingo, 24 de junio de 2012
Venimos a vivir
Llegamos en los barcos. Fue una forma más de consolidar nuevamente nuestro legado de especie migratoria.
A pié, en nuestras naves, sorteando distancias y adversidades.
Desde tiempo antes de la época histórica,cuando la humanidad comenzó a alternar su medio de vida y sustento, entre cazadores- recolectores y agricultores-pastores, comenzaron las migraciones debidas a sequías, desastres naturales, escacés de alimentos, y persecuciones de diversa índole entre los propios grupos de gentes.
El hombre, simplemente, buscaba lugares más propicios para su supervivencia. Forma parte de su ser y sigue ocurriendo hoy día.
No podemos renegar de lo que somos.
Buscamos tomar distancia física, alejarnos de carencias y trastornos que imposibiliten nuestra supervivencia y la de nuestros semejantes.
Y la lucha se torna inevitable. Siempre habrá quien, lejos de toda meditación al respecto, vea a los nuevos habitantes- desconocidos y " distintos", como un peligro para la propia supervivencia.
Y tal vez olvidemos que existen y existieron dos tipos de emigración: La ya relatada, fruto de la necesidad y ansia de superación, y otra-bien humana, también- hija de la invasión, conquista, usurpación y soguzgamiento.
De la primera, se alimentaron las poblaciones estables, y de la segunda, de alguna manera, también.
Pero mientras las olas inmigratorias enriquecieron culturas y poblaciones atravez de la cultura y la difusión de las costumbres plurales, las invasiones, guerras y exterminios, lo hicieron a costa de un afán expansionista y altivo, considerando a los invadidos- siempre - como seres francamente inferiores, a veces sub- humanos.
La sociedad se va reinventando día a día. Crecemos como especie de la mano de nuestra diversidad. Puerilmente soñé que íbamos en camino de la superación de nuestras "sutiles" diferencias de raza, credo, costumbres; que la susodichas diferencias que existen entre nosotros, serían el trampolín de diversidad que nos haría crecer,elevarnos.
La evolución de la especie, no puede detenerse. Quienes no se adaptaron, en la historia planetaria; quienes se negaron al constante cambio evolutivo, han desaparecido.
Quiera el hombre admitir su diversidad, crecer, creer en sus semejantes y aprender cuanto ellos tienen para aportarse unos a otros. Sepa ser guardián de su propia especie y quienes con ella cohabitan.
La humanidad lo grita desde su propio inconsciente, desde su propio acervo terráqueo.
Jorge
A pié, en nuestras naves, sorteando distancias y adversidades.
Desde tiempo antes de la época histórica,cuando la humanidad comenzó a alternar su medio de vida y sustento, entre cazadores- recolectores y agricultores-pastores, comenzaron las migraciones debidas a sequías, desastres naturales, escacés de alimentos, y persecuciones de diversa índole entre los propios grupos de gentes.
El hombre, simplemente, buscaba lugares más propicios para su supervivencia. Forma parte de su ser y sigue ocurriendo hoy día.
No podemos renegar de lo que somos.
Buscamos tomar distancia física, alejarnos de carencias y trastornos que imposibiliten nuestra supervivencia y la de nuestros semejantes.
Y la lucha se torna inevitable. Siempre habrá quien, lejos de toda meditación al respecto, vea a los nuevos habitantes- desconocidos y " distintos", como un peligro para la propia supervivencia.
Y tal vez olvidemos que existen y existieron dos tipos de emigración: La ya relatada, fruto de la necesidad y ansia de superación, y otra-bien humana, también- hija de la invasión, conquista, usurpación y soguzgamiento.
De la primera, se alimentaron las poblaciones estables, y de la segunda, de alguna manera, también.
Pero mientras las olas inmigratorias enriquecieron culturas y poblaciones atravez de la cultura y la difusión de las costumbres plurales, las invasiones, guerras y exterminios, lo hicieron a costa de un afán expansionista y altivo, considerando a los invadidos- siempre - como seres francamente inferiores, a veces sub- humanos.
La sociedad se va reinventando día a día. Crecemos como especie de la mano de nuestra diversidad. Puerilmente soñé que íbamos en camino de la superación de nuestras "sutiles" diferencias de raza, credo, costumbres; que la susodichas diferencias que existen entre nosotros, serían el trampolín de diversidad que nos haría crecer,elevarnos.
La evolución de la especie, no puede detenerse. Quienes no se adaptaron, en la historia planetaria; quienes se negaron al constante cambio evolutivo, han desaparecido.
Quiera el hombre admitir su diversidad, crecer, creer en sus semejantes y aprender cuanto ellos tienen para aportarse unos a otros. Sepa ser guardián de su propia especie y quienes con ella cohabitan.
La humanidad lo grita desde su propio inconsciente, desde su propio acervo terráqueo.
Jorge
martes, 19 de junio de 2012
Invierno Austral
Vientos arremolinados
traen ensueños,
de fríos paisajes blancos.
Duerme la naturaleza
un sueño de purificación.
Pon otro leño en la salamandra,
y escucha;
escucha con atención:
El invierno canta
a travez de los árboles
y baja, bailando,
desde los riscos helados.
Brindemos con él.
Que entone, travieso,
su canción.
Jorge
( en realidad, fue escrito
para la consigna semanal
del programa radial:
"El gato en la ventana"
pero me gustó, y, acá está)
traen ensueños,
de fríos paisajes blancos.
Duerme la naturaleza
un sueño de purificación.
Pon otro leño en la salamandra,
y escucha;
escucha con atención:
El invierno canta
a travez de los árboles
y baja, bailando,
desde los riscos helados.
Brindemos con él.
Que entone, travieso,
su canción.
Jorge
( en realidad, fue escrito
para la consigna semanal
del programa radial:
"El gato en la ventana"
pero me gustó, y, acá está)
Momento Gótico
Podría describir
un bucólico paisaje,
donde flores y helechos
compitan en colores
con el tenue colibrí
iridiscente y pequeño.
Arboles añosos
de frondas abundantes
que filtran el sol radiante
de la primavera joven
como el sueño
de una novia nueva,
bella y deseable.
Pero hoy, mis versos
llegan desde el eco húmedo
de oscuros bosques invernales,
brumosos y ajenos.
Mis musas llegan para abrazarme,
desde una noche amenazante.
Entre laberintos de espejos empañados
vago ,con mi viejo cuaderno
y mi lápiz gastado.
Sobre mares borrascosos, vuelo,
como nocturno petrel de las tormentas,
sin ver nunca la costa
y sin otro destino,
que planear sobre enormes olas,
monumentales y oscuras.
En viejas casas, abandonadas
por distintas generaciones
de distintos moradores,
escribo en mohosas tablas
palabras de miedos y amenazas.
Y, podría contarte de un bello día,
pero, en la claridad matutina
no habitan los fantasmas.
Jorge
un bucólico paisaje,
donde flores y helechos
compitan en colores
con el tenue colibrí
iridiscente y pequeño.
Arboles añosos
de frondas abundantes
que filtran el sol radiante
de la primavera joven
como el sueño
de una novia nueva,
bella y deseable.
Pero hoy, mis versos
llegan desde el eco húmedo
de oscuros bosques invernales,
brumosos y ajenos.
Mis musas llegan para abrazarme,
desde una noche amenazante.
Entre laberintos de espejos empañados
vago ,con mi viejo cuaderno
y mi lápiz gastado.
Sobre mares borrascosos, vuelo,
como nocturno petrel de las tormentas,
sin ver nunca la costa
y sin otro destino,
que planear sobre enormes olas,
monumentales y oscuras.
En viejas casas, abandonadas
por distintas generaciones
de distintos moradores,
escribo en mohosas tablas
palabras de miedos y amenazas.
Y, podría contarte de un bello día,
pero, en la claridad matutina
no habitan los fantasmas.
Jorge
martes, 12 de junio de 2012
Pecado altivo (místico2)
Dios creó al hombre.
El hacedor de universos
puso en él su voluntad mayor.
Altivo e inflexible,el hombre
decidió crear a dios;
El error de su decisión
jamás lo abandonó.
Trajo al mundo la soberbia
que lo aparta de las naciones
que con él comparten
la sagrada existencia.
Jorge
El hacedor de universos
puso en él su voluntad mayor.
Altivo e inflexible,el hombre
decidió crear a dios;
El error de su decisión
jamás lo abandonó.
Trajo al mundo la soberbia
que lo aparta de las naciones
que con él comparten
la sagrada existencia.
Jorge
Mujer (místico 1)
Bendita eres
entre las humanas huestes;
y bendita siempre serás,
pues somos fruto del amor;
de la simiente germinada
en tu sagrado vientre.
Bendita es tu pasión,mujer.
La gracia de la existencia,
dánosla hoy y siempre.
Jorge
entre las humanas huestes;
y bendita siempre serás,
pues somos fruto del amor;
de la simiente germinada
en tu sagrado vientre.
Bendita es tu pasión,mujer.
La gracia de la existencia,
dánosla hoy y siempre.
Jorge
lunes, 11 de junio de 2012
El lugar
Hay un sitio escondido
en un sótano olvidado,
entre cajas, polvo y trastos
polvorientos y oxidados.
Se respira una rancia humedad
que huele a ropa vieja
y moho.
Una empinada escalera
y una lámpara apagada.
Hay pasado dormido
en revistas apiladas
con tapas de sonrisas congeladas.
Libros de texto
habitando cajones,
que nunca soñaron
albergar otra cosa
que frutas manzanas.
En el obvio hueco triangular
bajo los escalones de madera
descansa , reseca, una manguera
como serpiente enrollada,
hibernando a tiempo completo,
colgada de un clavo;
dos cubiertas de automóvil,
una escoba y una lata.
Sobre un taburete de tres patas,
en una esquina
de paredes descaladas,
un objeto aguarda
la luz de una mirada.
Lleva vidas esperando,
siglos, eras,
tiempo no medidos
sino por eternidades.
Si la vieras lo sabrías,
y, al saberlo sentirías
el temor de lo imposible;
comprender el universo
solo por un momento,
que luego tu memoria borraría.
Un sótano
de la vieja calle Garay.
Cuenta la porteña leyenda
que allí se encuentra
el extraño objeto, una esfera:
El lugar que contiene
todos los lugares.
Tan real
como a soñarlo te atrevas.
Jorge
en un sótano olvidado,
entre cajas, polvo y trastos
polvorientos y oxidados.
Se respira una rancia humedad
que huele a ropa vieja
y moho.
Una empinada escalera
y una lámpara apagada.
Hay pasado dormido
en revistas apiladas
con tapas de sonrisas congeladas.
Libros de texto
habitando cajones,
que nunca soñaron
albergar otra cosa
que frutas manzanas.
En el obvio hueco triangular
bajo los escalones de madera
descansa , reseca, una manguera
como serpiente enrollada,
hibernando a tiempo completo,
colgada de un clavo;
dos cubiertas de automóvil,
una escoba y una lata.
Sobre un taburete de tres patas,
en una esquina
de paredes descaladas,
un objeto aguarda
la luz de una mirada.
Lleva vidas esperando,
siglos, eras,
tiempo no medidos
sino por eternidades.
Si la vieras lo sabrías,
y, al saberlo sentirías
el temor de lo imposible;
comprender el universo
solo por un momento,
que luego tu memoria borraría.
Un sótano
de la vieja calle Garay.
Cuenta la porteña leyenda
que allí se encuentra
el extraño objeto, una esfera:
El lugar que contiene
todos los lugares.
Tan real
como a soñarlo te atrevas.
Jorge
sábado, 2 de junio de 2012
Caballos en la niebla
Desde la ventana del tren,
sobre rieles callados,
detenido en medio del campo,
la mirada parece
no poder penetrar
la densa niebla nocturna.
La ventanilla está abierta
al aire frío y espeso,
que llena la catramina
de húmedo olor vegetal.
El tiempo discurre lento,
y, el pasaje resignado
duerme esperando
retornar la marcha.
Advierto el ténue
y paulatino cambio
que se opera en el gris opaco;
aparecen lerdos, los colores
y la neblina se torna
una visible nube flotante,
y, de entre ella emergen
figuras que deambulan
como espectros mansos.
Se mueven, y desplazan
-en lerdos torbellinos-
el aire saturado;
el agua hecha cielo,
que descendió hasta la tierra
a envolver con su manto
a los hijos del viento,
que, en la perezosa madrugada,
van manifestándose
entre la bruma que se aclara.
Atisbo dos de ellos,
que se van formando,
ante mis ojos cansados.
Como fantasmas se muestran,
exhalando vapor
por sus hocicos tensos.
El bronce no les hace honor.
Son Pegasus, Bucéfalus,
y otros tantos.
Son el músculo mismo
del centauro,
de los héroes del tiempo,
al menos en este momento vago,
en medio de un amanecer
desvelado.
Luego llegará el día,
y retornará el lerdo traqueteo.
Quedará atrás la mística,
Y serán tan solo, caballos.
Jorge
sobre rieles callados,
detenido en medio del campo,
la mirada parece
no poder penetrar
la densa niebla nocturna.
La ventanilla está abierta
al aire frío y espeso,
que llena la catramina
de húmedo olor vegetal.
El tiempo discurre lento,
y, el pasaje resignado
duerme esperando
retornar la marcha.
Advierto el ténue
y paulatino cambio
que se opera en el gris opaco;
aparecen lerdos, los colores
y la neblina se torna
una visible nube flotante,
y, de entre ella emergen
figuras que deambulan
como espectros mansos.
Se mueven, y desplazan
-en lerdos torbellinos-
el aire saturado;
el agua hecha cielo,
que descendió hasta la tierra
a envolver con su manto
a los hijos del viento,
que, en la perezosa madrugada,
van manifestándose
entre la bruma que se aclara.
Atisbo dos de ellos,
que se van formando,
ante mis ojos cansados.
Como fantasmas se muestran,
exhalando vapor
por sus hocicos tensos.
El bronce no les hace honor.
Son Pegasus, Bucéfalus,
y otros tantos.
Son el músculo mismo
del centauro,
de los héroes del tiempo,
al menos en este momento vago,
en medio de un amanecer
desvelado.
Luego llegará el día,
y retornará el lerdo traqueteo.
Quedará atrás la mística,
Y serán tan solo, caballos.
Jorge
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