Podría describir
un bucólico paisaje,
donde flores y helechos
compitan en colores
con el tenue colibrí
iridiscente y pequeño.
Arboles añosos
de frondas abundantes
que filtran el sol radiante
de la primavera joven
como el sueño
de una novia nueva,
bella y deseable.
Pero hoy, mis versos
llegan desde el eco húmedo
de oscuros bosques invernales,
brumosos y ajenos.
Mis musas llegan para abrazarme,
desde una noche amenazante.
Entre laberintos de espejos empañados
vago ,con mi viejo cuaderno
y mi lápiz gastado.
Sobre mares borrascosos, vuelo,
como nocturno petrel de las tormentas,
sin ver nunca la costa
y sin otro destino,
que planear sobre enormes olas,
monumentales y oscuras.
En viejas casas, abandonadas
por distintas generaciones
de distintos moradores,
escribo en mohosas tablas
palabras de miedos y amenazas.
Y, podría contarte de un bello día,
pero, en la claridad matutina
no habitan los fantasmas.
Jorge
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