viernes, 26 de septiembre de 2014

Selva Húmeda




                                        
                                      A la provincia de Misiones (Argentina)

 

Selva Húmeda



Llueve entre las hojas
del bosque cerrado
por árboles centenarios,
por helechos y trepadoras.
Cada gota golpea las hojas,
gotea y se desliza
hasta alcanzar la hojarasca.
Los musgos verdean
en los troncos oscuros,
y cuelgan las barbas
de las ramas torcidas.
Mariposas, insectos,
brotes y frutos.
El caldero de la vida
bulle en el aire húmedo
y fragante.
El espíritu del bosque
respira profundo.
Ajeno a la tala
feroz que se acerca.
Llueve y crece.
Llueve y vive
No espera la muerte.
Los oídos mas finos
ya escuchan las motosierras.
Los gatos se inquietan.
Las aves vuelan.
El carayá avisa,
se repiten aullidos.
Un eterno presente,
entre gotas cristalinas
y vapores húmedos,
llena la selva.
Calla el bullicio.
La calma regresa.


                 Jorge.

Ser Humano




    Ser Humano



He nacido tantas veces,
que el torbellino de la memoria
se pierde entre las generaciones.
He vivido todas las existencias
que la historia dio a luz.
Nací, viví y morí los tiempos
de las eras.
Frente al futuro anhelado
solo puedo soñar con el pasado.
Mis pies hollaron tierras,
desiertos y montañas.
Navegué todos los mares.
Surqué los aires.
Marché entre las hileras
sembradas y fructificadas.
Todavía estoy desnudo
como antaño,
cuando no había rebaños
que cuidar,
ni campos que cultivar.
He nacido
todos los alumbramientos,
y he muerto todas las muertes.
Soy el hijo de la tierra.
Soy su espíritu hecho carne.
El que lleva en si el entendimiento,
la duda, la idea.
Habitan en mí las miserias,
los tormentos, las alegrías,
fracasos y victorias.
Batallé todas las guerras,
y juré la paz de todos los pueblos.
Un destello de justicia
habita en mí y me salva.
Soy el roquedal y el faro.
Busco amor, y manejo apenas
las riendas del devenir de mis días.
Soy lo nuevo y soy el calco.
Lo ambiguo es mi certeza,
pues soy un ser humano.


                                Jorge

domingo, 21 de septiembre de 2014

Buenos Aires Primavera



Buenos Aires Primavera



El libertinaje de colores
llena la visión del viejo rosedal.
En el patio azulejado
la fuente canta un aria
con la fresca voz de sus aguas.
Pimpollos rojos,
rosas blancas, amarillas;
preciosas rosas de té.
El aroma completa
el bucólico desenfreno
de sensaciones
que embargan los sentidos.
El césped recién cortado
Huele a pepinos y sandías.
Época de abundancia
para insectos y aves.
Flores, polen y semillas
para su degustación.
La glorieta y el puente
sobre el lago quieto.
Despertar de los durmientes
de la madre tierra.
El regalo de sus brotes,
sus fragantes flores coloridas.
Primavera en Buenos Aires,
en sus parques, en sus calles,
y en sus plazas.


                             Jorge.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Encuentro



Encuentro


Te encontré
en la espuma
del mar.
En las cumbres
nevadas.
En los caminos
sin rumbo.
Te encontré
en la umbría
de la selva
mágica.
En las salinas
ardientes.
En mi sueño
inquieto.
Te encontré
buscando
mi horizonte.
En los amaneceres
vaporosos.
Entre las multitudes
sin rostro.
En la palabra
y el poema.
Te encontré.
Llenando mi universo
de aromas
y colores.
Te encontré
aún sin buscarte.


                  Jorge.

martes, 16 de septiembre de 2014

Vuelo Final





                      

 Vuelo Final


Bajo una infinita nube
de imposible color cobalto
que cubre el firmamento,
las frágiles briznas
de agónico trigo,
se quiebran resecas
en el planeta arrasado.
El invierno, eterno y nefasto,
huele a fósforo y sulfuro.
Hijo monstruoso
de antiguas guerras,
y su demoníaca química
de muerte.

¿Dónde termina el arcoiris?
¿Dónde está ahora mismo?

Ya no hay horizontes,
y el océano hierve junto al cielo.
Llueve ácido que corroe
los viejos puentes
sobre cauces infectos.
Venenosas miasmas
se elevan del cutre líquido.
Fantasmales bandadas
de avutardas,
vuelan en silencio
sobre el temporal fatídico.
Lo harán hasta desplomarse,
sin encontrar su norte.

                                Jorge.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Carrera Agitada




  Carrera Agitada



La sangre que circula
por mis venas,
parece esperar una herida
que la libere de mi cuerpo cansado.
No sé que destino oculto persigue,
si es la vida misma que alienta.
Palpita en mis sienes
su deseo bronco.
En el parque desierto
detengo mi agitada marcha.
Madrugan los signos
voraces del tiempo.


                          Jorge.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Humano Completo




Humano Completo



El amor
que completó
mi propia creación.
Que ratificó
mi humanidad.
Amor
que llenó mi alma
de alma.
De comprensión,
de entendimiento.
Mi sangre,
de fuego.
El amor…
Marcapasos
dueño de mis latidos.
De mis dudas,
de mis certezas.
El amor
a mi amor amor
compañero.
A mi pareja.
A los míos.
A mis semejantes
todos.
A los animales,
vegetales,
minerales.
A mi planeta.
El amor.
Universo
cobijo
dolor
regocijo
pasión.
El que me paró
frente al cosmos,
con los brazos
abiertos.


           Jorge

sábado, 6 de septiembre de 2014

Sin red



Sin Red.

Gritó.
Aguardó.
Gritó.
Aguardó.
Gritó.
Aguardó.
Aguardó.
Aguardó.
El último
de los humanos,
se había quedado solo.

Jorge.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Atardece en Buenos Aires



Atardece en Buenos Aires


En una esquina rota
se encontraron
las sombras sin rumbo;
y, sin casualidades,
se fundieron en una.
Prestas se separaron,
para volver a unirse
en una nube de la memoria
de amores añejados
por el paso del tiempo.
Momias sin sustancia,
bajo el árbol silente y negro,
bailaron la danza
de las luces ocres,
ya mortecinas…
y húmedas.
Septiembre en Buenos Aires,
atardece.
Llueve el alma
de sus días variopintos.
La noche avisa su llegada
con lágrimas de estrellas,
y moja las grises baldosas
ahogadas en agua y sueños.

Las sombras se confunden
con la oscuridad creciente.
Se desvanecen tomadas
de sus manos de hollín.

                             Jorge.



martes, 2 de septiembre de 2014

Beirut



Beirut


Beirut es
una ciudad sepia.
Desde un balcón destrozado
se ve el Mediterráneo,
y algunas islas brumosas.
Los burros salvajes
vagan por la rambla,
por los paseos costeros.
Duermen los camellos
en el abandonado,
y confortable hall,
de un hotel casi desintegrado.
Beirut es
una ciudad teñida
del monocromo opaco
del desierto.
Las piscinas secas
del balneario,
se han llenado de arena,
a fuerza de Jamzim,*
…y soledades.
Los burros buscan un niño,
por el boulevard vacío.
Las bombas del pasado pasado,
han desdentado
los mármoles blancos,
de los ruinosos barcitos aterrazados.
Los camellos copulan
mirando el mar azul
y su invitación a la eternidad.
Las gaviotas no visitan ya
sus playas.
Beirut duerme
su hirviente coma amarillo.


                                Jorge.