miércoles, 15 de febrero de 2012

Un final para tu reinado

Es seguro
que no lo volverás a ver.
No se le dan bien
la paz ni el amor.
Montando un férreo corcel,
escupiendo cenizas,
sus ojos hundidos te ven
y te hace sentir mal.

Ya pasó su tiempo de gloria.
Ya regó los campos con sal.
Sucio de hollín y en harapos,
con actitud temerosa
y con odio final,
quiere huir de la nueva ola.
Parece tiritar.

Fetiche oscuro del dolor;
duende helado del mal;
no le quedan socios ni seguidores.
Las hogueras de su furia
hoy son carbones
húmedos y apagados.

Ya no le temas,está
vencido y decadente.
Fantasma del hambre y la guerra.
Sacerdote del odio y el rencor;
apenas  alcanzó a escapar
trasmutado en un pobre animal,
que -a Dios gracias-
ni siquiera es real.

                  Jorge

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