jueves, 17 de mayo de 2012

Diez y cinco

Tiraban de la soga
con fuerza, con fuerza.
Las manos con resina,
los cuerpos tensos
apretando la cuerda
que los hería.
Eran diez,los contendientes,
pero eran cinco, que jalaban
para el lado de la barranca,
para el abismo,
y la costa pedregosa.
Cinco tironeaban
en dirección al camino,
al bosquecillo
y al pasto marítimo,
duro y verde gris.
Eran diez, que eran cinco,
porque cinco buscaban
ganar la justa,
venciendo y salvando
a sus adversarios.
Para los otros cinco
la victoria era desbarrancar,
aunque , en su proeza,
cayeran con el enemigo,
perdiendo el frágil equilibro.
Tiraban, con piernas clavadas
en la tierra reseca,
levantando polvo y conchillas,
blanqueadas por eras
de viento y sal,
con diversa suerte,
aferrados al mismo esparto.
Cinco lo hacían por la vida,
y cinco por la helada muerte.


                             Jorge


(las Barrancas de los Lobos
guardan secretos)

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