No somos tan distintos,
somos diferentes;
nos unen y emparejan
las variantes
de nuestros semejantes.
Los caminos nos acercan;
cruzan nuestros destinos.
El planeta se achica;
Nos volvemos vecinos.
No somos tan distintos;
es la cáscara que usamos
para proteger nuestros espíritus.
Peinados y modas;
variamos el colorido
del plumaje artificial,
con el que nos cubrimos.
No somos tan distintos.
Hablamos diferentes lenguas;
variados ritos;
Otros dioses y otros vetos.
Con gestos comunes
compartimos sentimientos.
No somos tan distintos.
Somos diferentes,
pero compartimos suficiente
para ser hermanos, padres, hijos
de nuestra especie.
Amamos,
y lo demostramos de diversas formas;
Pero, seguro: Amamos.
Todos nosotros,
pues no somos tan distintos.
Odiamos.
Somos capaces de atroces
acciones
amparados por pasiones,
comunes a los nuestros.
Somos diferentes,
pero en el otro reconocemos
comunes sentimientos,
deseos y temores.
Ni mejores, ni peores;
Llevamos a cuestas
el legado de la estirpe humana.
Nos une la memoria
- nuestra propia historia-
El inconsciente colectivo,
que circula en nuestras venas
y grita en las gargantas;
murmura una plegaria
con los ojos cerrados,
y un gesto universal
mudo y arcano.
Jorge
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