jueves, 27 de febrero de 2014

Puerto Cerrado



Puerto Cerrado


La campana repica
en lo alto de la boya oxidada,
que marca el banco de piedras.
Flota, se mece y tañe.
Tira rítmicamente
de la cadena que la amarra,
como  perro resignado a su correa.
Entre la niebla,
el mar parece opaco y quieto.
No se presiente la cercanía
del puerto de la bahía.
Bajo la vieja baliza,
las rocas agudas
como sables gigantescos,
parecen aguardar
algún barco extranjero,
para abrirlo en canal,
y sepultarlo
en el fondo del estuario,
tumba de cientos
de viejos naufragios.
El viejo puerto
permanece cerrado.
Huele a alquitrán y pescado.
Los marinos descansan
o beben caña en la cantina.
Un anciano repara
las redes de pesca de rada.
Las gaviotas esperan
sobre la escollera solitaria.
Todos aguardan
que la niebla ceda
su abrazo fantasmal.
Naves ancladas, y gente de mar
..inquietas en tierra.
Las campanadas de la solitaria boya
suenan ahora con fuerza.
El viento del Este barre con su soplo
el capricho de la niebla.
El paisaje se aclara.
Todos vuelven a su realidad diaria.
Los que navegan, los que pescan;
las aves que vuelan sobre las olas,
y los que se quedan…
Sueñan y esperan.


                                 Jorge

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