domingo, 2 de marzo de 2014

Sin Vida




Sin Vida


Las cosas tienen alma.
Negamos
a lo largo de todos los tiempos,
aquello que no comprendemos.
Definimos;
Proclamamos…
Desde nuestro elevado cetro
de semidioses sin vocación,
calificamos y decidimos.
Los objetos sin vida
no tienen vista.
No son ciegos.
No hay en ellos oído,
y no se trata de sordera.
Sin boca, sin lengua,
no hablan.
Mas no son mudos.
Solo ofrecen presencia.
Confían que,
nuestra arcaica cualidad de médium,
nos conecte a ellas,
con solo abrir nuestros sentidos
comatosos, dormidos, olvidados
por nuestro descarriado intelecto.
Sin embargo…aún intuimos.
La vieja mecedora se columpia,
cuando la casa queda sola.
La oscura pantalla televisiva
espera una Alicia
que repita la maravilla.
La cama suspira
descansando su espalda
del nocturno peso y demás ajetreos.
Hasta mi escritorio de pino
ensaya sus propios poemas,
que no serán escritos.
Interactúan al abrir nuestras almas.
No tienen la vida
según nuestros conceptos,
ni son yertos cadáveres.
No están muertos.

                              Jorge


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