miércoles, 26 de marzo de 2014

Octavio



                        Octavio




El hombre sentado, con las manos en los bolsillos de su raído gabán…Aspecto descuidado; barba de días, y la mirada turbia.
El hombre sentado, con las manos en los bolsillos, en un banco del parque. Una tarde de frío, asoleada y brillante.La nuca apoyada en el respaldo del banco, la mirada en las copas de las araucarias y en el cielo.
La anciana llega, saluda” buenas tardes”, se sienta y saca su tejido: lanas de tres colores, rojo, blanco y azul, y sus agujas.
-Le estoy haciendo un sweater a mi nieto…Habla.
-Es muy friolento…Dice.
-Trabaja en un obrador muy importante para la municipalidad. Es Ingeniero en Obra. Agrega.
El hombre, inmutable, la escucha apenas.
-Un buen chico mi nieto…Si. ¿Y usted?, solo y con esa cara triste… ¿a qué se dedica?
El hombre giro su rostro, hasta encontrar los ojos de su charlatana vecina. Y habló.
Estudié y me recibí de traductor de inglés, pero soy, como mi padre, un buen carpintero. En mi taller se construyeron los bancos de este parque. Son de estilo “novecientos”. La herrería rescatada después de dos años de búsqueda, es del sigloXlX.Fue restaurada por mi tío. La madera es quebracho blanco, con un lustre oscuro.
-Bella tarea, le dice la anciana…Porqué tan triste?
Primero perdí el taller por falta de trabajo. Luego de años de labor en una carpintería…Perdí mi empleo. Eso me llenó de angustia. Y pasado un tiempo, perdí las manos en un accidente. Algo trágico…dijo, sacando apenas sus muñones
de los bolsillos.
Trabajé entonces como traductor y profesor de inglés.Con poco éxito…Mis muñones espantaban a alumnos y gente, en general.
He atesorado tanta vida como he podido. Siempre superé las pérdidas a fuerza de trabajo. Y, ahora…ahora no tengo remedio. Ahora perdí mis sueños.


                                                                                                      Jorge.

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