lunes, 26 de diciembre de 2011

Pobre Benito

Las tardes de canícula
exaltan la hedionda briza
que se levanta del líquido oscuro.
El río de muerte avanza lento,
con la agónica pereza
de un enfermo deshauciado.
las orillas del verano llenan el aire caliente
con un olor fétido
que semeja la advertencia
de un ente ponzoñoso.
El extraño cauce deriva lento
atraído por la bajante del estuario,
que lo recibe como a una mala noticia.
El agua leonada se resiste
a la infección pestilente...
Luego se entrega
con el abandono de lo inevitable.
Devora esa sopa iposible
que no calma la sed
ni revitaliza el cuerpo
Recibe en su fresca matriz
esa porción de infierno,
como se recibe el falo
en una escatológica penetración,
revulsiva, inquietante, violatoria.
Lento, pero inexorable
el "Matanza" empuja
con la fuerza de kilómetros de marcha
suave, pausada;
recogiendo el venenoso aporte
de tributarios que vomitan en él
su podredumbre.
Nacido río, ya olvidó su pasado cantarino.
Hoy es el triste remedo 
de las arterias del anticristo.
Su cauce de sangre espesa
murmura la letanía de una maldición;
Susurra su nombre a tu oido
en baja voz...solo para tí;
su verdadero nombre;
ese que recuerda la muerte y el olvido.
                                         
                                          Jorge
(no seamos ajenos a la lucha por mejorar el medio ambiente.Hagámoslo desde nuestro lugar;con humildad;
también desde el arte)

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