lunes, 19 de diciembre de 2011

Sacrificio

El hombre tiene razones para seguir en el camino,
pero las ignora desde su conciencia gris.
Lleva andando la vida entera,
y su memoria agoniza en los recuerdos
del propio viaje.
Hacia adelante; hasta in lugar ignoto,
una dirección, una tendencia, un sueño.

El paisaje es un desierto áspero, doloroso, imposible.
Llegar;llegar. Lo están esperando.
Llegar late en sus sienes;respira en su pecho hundido.
Seguir;seguir. están preparando 
un ritual de amor y una ceremonia de sangre.
Abandonarse al arribar a la tierra del destino,
a la ciudad donde terminan todos los caminos;
de todos los dioses; de su padre mismo
sediento de eternidad, hambriento de su hijo.

Va ligero de equipaje, en su alforja el martillo
y los clavos apretados en su puño cerrado.
Se está acercando; ya puede ver los signos.
Llega para entregar la reliquia de su cuerpo vivo;
Consumar el sacrificio,
derramar su sangre, donar su sufrimiento,
entregar su martirio.
La muerte lo espera, en el templo perdido,
para dar a su verdugo los clavos y el martillo.
Pobres los otros, no entienden al asesino:
Es la herramienta que faltaba para elevar el espíritu
del eterno caminante.

Son los vaticinios de los sabios;
son susurros balbuceados, por ancianos moribundos.
Son las profecías cumplidas
de los oráculos perdidos.
Dicen que seguirá buscando
encontrarse frente al hombre para romper el maleficio
que vuelve al justo un cínico
que hace rato olvidó, salvación y paraíso.
                            
                                             Jorge 7/11/2011
"Aunque él me quitare la vida,
 en él confiaré" (Job 13:15)
"




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