sábado, 2 de junio de 2012

Caballos en la niebla

Desde la ventana del tren,
sobre rieles callados,
detenido en medio del campo,
la mirada parece
no poder penetrar
la densa niebla nocturna.
La ventanilla está abierta
al aire frío y espeso,
que llena la catramina
de húmedo olor vegetal.
El tiempo discurre lento,
y, el pasaje resignado
duerme esperando
retornar la marcha.
Advierto el ténue 
y paulatino cambio
que se opera en el gris opaco;
aparecen lerdos, los colores
y la neblina se torna
una visible nube flotante,
y, de entre ella emergen
figuras que deambulan
como espectros mansos.
Se mueven, y desplazan
-en lerdos torbellinos-
el aire saturado;
el agua hecha cielo,
que descendió hasta la tierra
a envolver con su manto
a los hijos del viento,
que, en la perezosa madrugada,
van manifestándose
entre la bruma que se aclara.
Atisbo dos de ellos,
que se van formando,
ante mis ojos cansados.
Como fantasmas se muestran,
exhalando vapor
por sus hocicos tensos.
El bronce no les  hace honor.
Son  Pegasus, Bucéfalus,
y otros tantos.
Son el músculo mismo 
del centauro,
de los héroes del tiempo,
al menos en este momento vago,
en medio de un amanecer
desvelado.
Luego llegará el día,
y retornará el lerdo traqueteo.
Quedará atrás la mística,
Y serán tan solo, caballos.


                           Jorge

1 comentario:

  1. SI EL TREN SE QUEDA DETENIDO,POR ALGÚN DESPERFECTO,NIEBLA ETC ( Y POR AQUÍ NO ES NADA RARO )PUEDEN SURGIR LA EXASPERACIÓN O LA MAGIA.

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