jueves, 24 de octubre de 2013

La Llave



A las personas de los penales,
condenadas a ser privadas de su libertad,
Y a los presos sin condena.



Te siento del otro lado.
El teléfono cobra vida.
Se que el tiempo limitado
                                 Exaspera.

Transpiro copiosamente
mientras leo lo mío,
atropellando palabras
tras palabras ....
                                  Y versos.
Escucho, apenas
tu respiración,
y voces que te apuran,
que putean, que murmuran.

Me concentro en el corto poema,
que no habla de prisiones,
ni exalta libertades.

Escuchas en silencio.
No conozco tu rostro.

( es una condición que acepto).

Soy, por unos minutos,
solo la voz que nos conecta,
a través del verbo.

El arte;
liberador y compulsivo.

Leo, con apuro, el remate.
Escucho tu voz que se despide.
Pienso en tu prisión,
y vuelvo a mi propia celda.
dueño ( a veces) de la llave,
que me encierra o me libera.

Preso de mi propia decisión.

Imagino un  día.
- Cualquier día-
Escuchar tu voz, recitar,
                                 apurado,
versos que nos liberen;
del otro lado de la línea.

                                       Jorge


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