miércoles, 14 de noviembre de 2012
Baldíos
Arbusto moribundo.
Baldío,
de barrio cimarrón
de pueblo anquilosado
en el tiempo lerdo.
Brotó entre la basura,
ríspida.
Olores acres,
húmedos.
Latas oxidadas
cubiertas desbandadas
restos de comida.
Dura lo que dura.
Vive, mientras duren
los vaivenes
de las lluvias de Octubre.
Lo alimentan
sin vocación ni voluntad.
Sin conciencia.
Muere morosamente
sin ser notado.
Creció sin ser notado
floreció sin ser notado.
Un perro, sin una oreja
le riega sus orines,
y se marcha.
En la gran urbe
ya no quedan baldíos.
Su último destino
es medrar
entre caseríos.
Arbustos amarillentos.
Resistencia.
Jorge
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario