A veces el amor
nos hace un guiño.
Nos tira un bollito de papel.
Y si aun así no notamos su llegada,
chasquea los dedos,
Y finalmente si no atendemos su reclamo,
golpea suavemente en la puerta.
He aprendido la lección.
Entiendo,al fin,sus contraseñas.
Acudiré a su encuentro
con mi mejor sonrisa.
Abriré la puerta.
Jorge.
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