jueves, 24 de octubre de 2013

Ankh


                      1

Una tarde en Luxor
Trotando torpemente,
tras el guía turístico,
de discurso aburrido y monocorde.
Una foto con un camello...
atendido por su dueño,
tras jugoso pago
de extranjero diplomado.
Un retraso oportuno,
y la caravana turística que se aleja,
lo suficiente como para que mi alma loca,
viaje astralmente hasta otros tiempos.

                    2 Ankh

Solo, en medio de la arena de los tiempos,
Caminando por el desierto
que rodea Karnak.
Viajando historia, paso a paso.
En un torbellino de escenas
de la antigua Tebas,
que llenaban mi mente
a fuerza del deseo loco
de conjurar la historia.
Egipto era el sueño 
de otro Egipto silencioso.
Una realidad onírica
que asediaba mi conciencia,
desde niño.
Solo restos me rodeaban.
Piedras poseídas 
por antiguas presencias,
talladas en el alma, monumental,
del pasado revivido.
Desde el viejo templo,
entre el árido desierto,
un anciano calvo se acercó
entre la reveberancia del calor,
y se detuvo frente a mí.
Un collar llevaba al cuello,
con un símbolo arcano,
que se clavó en mi memoria.
Tomó mi mano abruptamente,
y en mi palma escupió.
La apoyé en la arena, azorado...
por limpiar el escupitajo.
Levanté mi vista, desenfocada,
y nadie había a mi lado.
En mi mano, la arena adherida,
por la mágica saliva,
formó una cruz antigua...
Ankh , que comenzó a disgregarse
grano a grano de milenaria arena.

                                        Jorge.




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