sábado, 7 de septiembre de 2013

El Cambio Final



El cambio final



Las sombras huyeron
Espantadas
Desde un ambiguo horizonte.
 Reinaba en el paisaje
una  cualidad de confusiones.
Mezcladas visiones,
del cielo apareado con la tierra.
El bardo escribió sus letras
exorcizando la magia desencadenada
del amanecer.
Todo tomó formas definidas.
Y sin embargo, los paisajes
vieron la luz trasmutados.
La aurora duró un instante tropical.
Los campos de alfalfa
se tiñeron de púrpura.
Los tirantes alambrados
se cortaron ,en un estallido,
como cuerdas de un violín
extenso e indescriptible.
Los caminos se acortaron.
Por un instante demencial
El mundo fue plano (como un papel)
Los cielos latían
un pulsar de luz brillante,
que gritaba sus colores a la vida.
Los árboles crecían
con ruidos quebradizos.
Florecían y fructificaban
en un lapso imposible.
Lo inmortal fue inmediato.
Los caballos recorrían el potrero
en enormes círculos, desbocados.
Los girasoles entonaban
su oda al misterio
del ardiente sol bailando al viento,
que levantaba remolinos
 de polvo dorado,
de polen y estrellas.
Así fue el amanecer
del solsticio de verano,
en el año en que el universo
tomó las riendas,
de la vorágine violenta
que había ganado la tierra.
Ese día acabaría
cuando el orden cósmico decidiera,
que cada átomo de eternidad
había sido ordenado,
en el vapuleado planeta.

                            Jorge.

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