La Elegía del Tigre
Las frías garras
abrieron surcos en mi espalda.
Apreté mis párpados
y me entregué al dolor.
Un eléctrico rayo explosivo me recorrió,
tensando mis músculos;
como si fueran cables a punto de estallar.
Me interné en el absoluto espiral
en el que mi alma se disparó
hasta el abandono oscuro.
Y fui la ausencia misma, y flotar...
hasta querer tocar la eternidad.
Iluminado y radiante pulsar
ocupándolo todo.
Regresé al fin y supe de inmediato,
por el sonido húmedo y grave,
por la vibración vacua...
que ya era otro.
Reencarnación. Agotadora, purificadora, basal.
Una nueva vuelta en los sinuosos caminos,
del laberinto de la existencia perpetua.
Jorge
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