sábado, 30 de noviembre de 2013

El Cadáver y el Espanto



"La noche se agiganta devorando todo a su paso.
Ellos regresan por las mismas cornisas.
Con la fiebre que les engulle las entrañas.
Sin darse cuenta de su propia devastación"

                                Oscar Vicente Conde
                                  ( NocturnoXl )


El amanecer es un lejano presagio.
Una línea de claridad grisácea 
que apenas se insinúa en el horizonte.
Los pastos se cubrieron de escarcha,
como un manto de diminutos cristales,
frágiles, pero afilados.
El cadáver yace boca arriba,
con los ojos opacos, muertos, abiertos.
Los carroñeros llegarán más tarde.
Primero serán los buitres y los insectos.
Luego, el hambre llevará la noticia
a todos los hambrientos.
Un orejudo búho se acerca
a curiosear el cadáver.
Sus presas son mas pequeñas,
pero si su virtud es la paciencia,
las alimañas acudirán al festín,
y se atiborrará de ellas...
cuando se marche el asesino,
que regresa por las ropas.
Quiere un cadáver desnudo
como una vaca, un burro, un caballo,
o un niño recién parido.
Da una última mirada y escupe hacia un lado
murmurando un gualicho.
Ni una herida, ni un golpe...
Un buen trabajo.
Solo los ojos abiertos y la mueca de terror.
Guarda en su saca el botín
de camisa, pantalón, botas...
Cubre con la holgada capucha
sus facciones imposibles, carga su bolsa,
y se desvanece lentamente
cuando el sol asoma.

                                              Jorge

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