jueves, 24 de enero de 2013

Ausencia y final



Es hora.
La noche cierra las ventanas de la casa.
Las sombras llaman con urgencia,
queriendo entrar; invadir la estancia.
Golpean los vidrios, con nudillos
de viento y ramas.
Sentado bajo la luz amarillenta
de la única lámpara,
en la última silla.
Con mi cuaderno sobre la solitaria mesa,
niego la inminente mudanza,
con lacónicos versos.
Velaré en mi espera, hasta la madrugada.
Con la obstinada esperanza
de que regreses y digas
que fue un devaneo confuso...
Que traiga mis cosas.
Que ésta es nuestra casa;
nuestra historia;nuestra vida...
Pero las horas pasan,
con ese regusto mohoso de ausencias y finales.
Gira y gira sobre mí el tic tac fantasma
del ausente reloj,
del que solo queda, en la pared
una mancha clara.
Aun así insiste en recordarme el tiempo;
ese obsceno remedo de eternidades truncadas.
Falta poco para que amanezca,
y cuando deje la casa...
Cuando cargue con mi cuerpo
y lo empuje,sin piedad hacia afuera,
quedará en la vieja mesa,una nota.
Que te hará saber que,herido en mi costado,
estoy entero.
Que aún te amo.

                                                Jorge

No hay comentarios:

Publicar un comentario