viernes, 12 de octubre de 2012

El Zahir



Vendí mi casa y mi automóvil.
Vendí mi austero mobiliario.
No tuvieron que regatear conmigo
quienes compraron mis ropas,
mis zapatos.
Vendí mis lentes de miope
y mis amados libros
Regalé el obtenido
de mis compulsivas transacciones,
a los locos de las calles,
a los niños de ojos grandes 
como lunas y soles,
grandes como sus perdidas ilusiones.
Desnudo y vacío
llegué ante los arteros jueces,
dueños de miserias y traiciones,
y a ellos ofrecí mi única posesión:
Mi alma eterna, por unas pocas
monedas de plata.
Pagaron mi precio raudamente,
arrojándolas al suelo.
Solo tomé una,
dejé el resto a sus pies.
Esa moneda,el zahir de plata,
descansa en el bolsillo
de un viejo librero ciego.
Y yo, ni siquiera ya humano,
remedando al Golem,
me perdí en la niebla
y en la noche.

                         Jorge

No hay comentarios:

Publicar un comentario