miércoles, 31 de octubre de 2012
Luna Oculta
Ebrio,
en la noche
del barrio de Pompeya,
levanté una baldosa floja,
movido por confusos
y alcohólicos
laberintos de ideas vagas.
Una luz fría
me puso de rodillas.
Desde abajo,
desde un equívoco infracielo.
La luna iluminó mi rostro,
palideciendo mis facciones
con especral efecto.
Blancura de yeso,
maquillaje de mimo.
No dudé.
Devolví la improbable tapa
a su lugar,
cubriendo el abismo.
Seguí mi vacilante camino
sin hacerme preguntas,
sin respuestas.
Jorge
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