lunes, 6 de mayo de 2013

EL GRITO


El Grito


Cuando se escuchó el grito
Todo se detuvo,
Como si nada ni nadie
Pudiera hacer nada más que escuchar
Y perderse en ese sonido.

Los constructores dejaron
De colocar cemento y ladrillos.
Se detuvieron los partos.
Las grandes manadas
Hicieron un alto en su gran migración.

Cuando el prolongado alarido
Recorrió la tierra,
La gente detuvo su andar.
Los automóviles frenaron
En las atestadas autopistas.
Las aves bajaron de las alturas.
Los infantes dejaron de jugar
En las plazas y calles.

Cuando el desgarrador sonido
Llegó a los oídos de los hombres santos,
De los bohemios profetas.
Los ancianos sabios
Murmuraron nuevos salmos
Que alababan ni rogaban a dios alguno.
Pedían perdón por el horrible martirio que sufría,
En nombre de todos…Uno.
Esta vez el tormento caería
Sobre cada ser de este mundo,
Ollado por la sangre y la desgracia.

Cuando el grito se prolongó,
Y creció hasta ser alarido, sirena,
Todos comprendieron la advertencia.
Los ríos detuvieron su cauce.
Cesaron su furia los volcanes activos.

Y cuando todo en este mundo
Se hubo detenido…
El lloroso y desnudo niño hambriento
Cerró su boca, y callo el aullido.
Nada se movió de su sitio.
Se detuvieron las mareas.
El viento amainó por completo.
El planeta entero por fin comprendió,
Las causas impostergables,
Del dolor de un solo crío.
El alcance infinito de una sola vida.
El valor y la fuerza de la voz imperiosa
Que clama por su existencia.
Que exige el derecho a ser preservado
De la muerte artera y dolorosa.
Castigo del hambre, la guerra,
Y el ominoso olvido.

                                  Jorge

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