Un niño Solo
Quiso la mala fortuna
O alguna otra fuerza
desconocida
Que el niño naciera
Donde el extraño orden
universal
Arroja sus desperdicios.
Nacer en un cósmico basural
Conlleva la enorme posibilidad,
De un futuro correoso.
Furtivo y peligroso.
Pero ni siquiera eso
Es excluyente.
A nuestro niño le faltaba
Algo esencial,
Para devenir en un
marginal,
Predispuesto al crimen…
Le faltaba la
capacidad de odiar.
Eso hacía la diferencia.
Su alma, pura
Contagiaba un estado de
epifanía.
Los ogros y demonios,
Que purgaban eternas
condenas,
En esa extraña prisión, a
cielo abierto.
Lo protegían de todo mal,
A cambio de un poco de su
paz.
Abyectos seres de muerte y
tinieblas,
Lo adoraban como a un dios infante…
Pues los profetas auguraban
Que un niño solo,
Era capaz de convertir ese
oprobio,
En un mundo nuevo.
Su enorme piedad con los
desesperados seres,
Los volvía mansos hados,
Con nuevas ansias de
redención.
Nuevas ansias de libertad.
Brillaban entre tanto miedo
y dolor.
Jorge
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