miércoles, 8 de mayo de 2013

Seis Cuadras


Seis cuadras


Cuando cruzó la avenida,
Esa mañana, le pareció más ancha.
Apuró el paso ante el semáforo
Que llamaba a no demorar.
Los autos parecían amenazar
Con no contener más su inmovilidad…
Esperaban murmurando, en ralentí,
Obscenidades mecánicas
Sobre su lento paso.
Llegó a la otra vereda, agitado.
Con el corazón al galope.
Retomó su paseo diario;
Desde su casa, a la plaza
Más cercana del barrio.
Llegó, por fin, a su segura meta:
El banco a la sombra
De la frondosa acacia…
Su banco preferido, estaba solitario,
Como esperando su llegada.
Se sentó, acusando su habitual
Dolor de espalda.
Pero el aire estaba bueno,
Y las aves cantaban.
Abrió su termo y se sirvió una taza
De té aromático y caliente.
Meditó en lo lejana
Que hoy le pareció la plaza…
Seis cuadras…
Le habían parecido una larga
Y extenuante caminata.
Dejó pasar el tiempo,
Y hasta dio una cabezada.
Despertó con la mente algo nublada.
Se levantó y emprendió el regreso.
Llegó a la avenida con paso lento.
Se dijo que sus piernas
Ya no eran las de antes,
Que debía tomarse más cuidados
Al andar por las calles.
Cavilando no escuchó
La perentoria bocina,
Y el chirrido de las ruedas del camión,
Que nunca llegó a ver.
Su último acto de razón
Fue pensar que esta mañana,
Extrañamente…
Se iba apagando.

                                Jorge

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