domingo, 23 de junio de 2013

La Mudanza



La Mudanza


Cuando todo lo nuestro,
Estaba ya, embalado en cajas
Y anodinos canastos.
Nuestras ropas,
¡Cuantas!
Acumuladas por años.
Tu vestido largo, tu tapado.
Mis torcidos mocasines
De andar las calles.
Mis botas de goma con barro
Gris y seco, aferrado
Al dibujo de las suelas.
Cuando vaciaron el viejo
Cristalero de mis padres,
Y se fueron los platos
De porcelana dibujada,
Y el juego de copas
De cristal de Bohemia,
Herencia de tu abuela.
Cuando desarmaron la cama
De dos plazas…
En la que nos habíamos amado.
En la que hace años dormía solo,
Con tu recuerdo en una foto,
Una apatía extraña
Pugnó por abatir la nostalgia.
Se marcharon, escalera abajo,
La mesa de roble,
Y las sillas gastadas, heridas,
También ellas, por los años.
Fueron a dar al camión
Los libros apilados sin orden
En cajas de corrugado cartón ajado.
Y atados con un vasto cordel
De áspero cáñamo,
Que los hería y denostaba.
Todo transcurrió en un acelerado tiempo,
Confuso y ajeno,
En el mareo de un vórtice borroneado.
En un mudo y seco llanto,
En un silencio a gritos.
Mis temblorosas manos, por fin,
Tomaron mi eterno cuaderno,
Y allí vomité mis versos de despedida,
A la casa, a mi viejo mundo callado.
Esa mañana partiría,
Sin mucho equipaje…
A vivir entre mis “semejantes”.
Cuidado, medicado y limpio.
Libre de meadas incontinentes,
Libre de visitas molestas.
Con todo el tiempo que me reste,
Para escribir mis poemas.


                              Jorge

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