martes, 18 de septiembre de 2012

Pavor



Llama a la muerte 
por su apodo.
No la nombres con desdén.
Esquiva decir
las letras y las cifras
de su ominoso apelativo.
No temas a su piadosa hermana
que viene a rescatarte
al final de los días.
Sabes sobre quien digo
mis versos oscuros.
Cabalga con sus huestes
entre fétidos cadáveres,
y bebe la sangre
derramada en las batallas.
Se regodea en el espíritu ausente
de su propia desolación.
Sus armas,las conoces:
Hambre, guerra,odio.
No le cedas un lugar
en tu alma inmortal.
Ella vuela 
con el viento ardiente
de desiertos y abismos
descomunales.
Deambula por el mundo
sembrando finales,
destruyendo deseos,
promoviendo tortura 
y sufrimiento.
Susurrando instrucciones
al oído de los débiles.
No hables de ella,
no recites su poema.
Lleno de amor,
serás salvo
de su reino de dolor
y de pena.

                  Jorge

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