domingo, 14 de julio de 2013

Viajero de Oriente



Entrada la noche,
solo en mi automóvil,
salí a la carretera
con un deseo difuso.
Un presentimiento;
un impulso, que obedecí
con un plácido abandono.
Doblé por el camino lateral,
que cruzaba un pueblo,
rumbo al cercano mar.
En la última curva,
ya en el sendero
de conchilla y tierra,
pasando el cementerio,
me detuve y baje al camino.
Rodeado de una abrigada soledad,
comprendí la extraña conjunción
que se revelaba ante mí.
                               En mí. 
Un cielo de un oscuro azul,
puro,lejano,pleno.
Detuve mi mirada cansada,
En una luna...islámica y sufí.
Al costado del camino
un letrero gastado 
con el nombre del poblado:
" Oriente" ...
Mas allá y más cerca de toda coincidencia.
Pensé en la luna en fase creciente
y en las huestes del invasor Murad.
El sultán de otro cielo, en otra realidad,
antigua y lejana, en las laberínticas
nieblas de la historia.
Bajo la escasa luz de mi viejo auto,
escribí estos versos,
llenos de una emoción, acaso extraña.
Lejos de los reflejos citadinos,
que opacan las luces del cielo, 
y del alma.

                                                  Jorge

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