Equilibrista del Delirio
El hombre mantiene atento
un frágil equilibrio de pasos cortos.
Un pie descalzo delante del otro…
en atento avanzar. Firme.
El hombre camina lentamente
por la línea del horizonte.
Concentrado.
Con la mirada hacia adelante.
Los brazos extendidos a los lados
como alas de un pájaro gigante.
El hombre camina así;
manteniéndose en el límite.
Sin arriba. Sin abajo.
Suspendido en la mínima línea
del espejismo diáfano.
El hombre camina
sobre una soga imaginaria.
Sobre la utopía hecha senda
que separa dos
cósmicas realidades.
Equilibrio entre el cielo y el mar.
Si trastabillara, y perdiese el paso,
flotaría en un cielo galvanizado
hasta perderse en el éter infinito.
O se hundiría hasta el abisal fondo
del océano eterno.
El hombre en equilibrio,
camina por la recta lejana del delirio.
Y no espera redes salvadoras,
ni sueña con la realidad de alguna meta.
El hombre que anda por el horizonte
es un poeta.
Jorge
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