sábado, 28 de diciembre de 2013

Tiembla



Tiembla


Se abren comarcas de piedra.
Huyen quienes pueden del azote.
Tiembla la tierra.
Primero llega su murmullo.
Luego los caballos patean el suelo.
Levantan las aves su vuelo,
y todos salen a las calles
del norteño pueblo andino.
La tierra se sacude en olas.
Imposibles ondas de locura.
Como si el suelo fuera
una alfombra , fuertenente sacudida.
Se sienten los latidos
desacompasarse en el pecho.
Colapsan algunos edificios nuevos,
y resisten los elásticos adobes
más pobres del rancherío.
Tañen las campanas de la iglesia,
sin que nadie agite sus aldabas.
Por fin, en un rugido de horror,
lejano e inmenso,
Se quiebra el dique centenario.
 Las aguas invaden las fincas,
y todo lo arrastran.
Mezclando barro con las cepas
de las parras destrozadas,
con sus raíces desenterradas.
Se quiebra en una grieta
la ruta asfaltada.
Luego, lenta, llega la quietud.
Y las gentes que recogen gentes,
pertenencias rotas…miradas oscuras,
ojos y mejillas…mojadas y saladas.
Esperar la réplicas
con  corazones endurecidos
Habrá que arreglar
las ruedas del carro…rotas.
Salir a repartir agua.
Auxiliar a los vecinos.
Seguir viviendo en el valle alto.
Todo sigue , todo empuja.
Iremos a la Salamanca.
Dejaremos humildes ofrendas y pedidos.
Falta poco para el carnaval…
Que el diablo nos deje tranquilos.
                                

                                Jorge    

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