viernes, 30 de agosto de 2013

El Clavel de Toledo




El Clavel de Toledo


Una mano tomó el acero.
Mano que forjó
en fragua latiente
la daga templada,
y la afiló hasta el delirio.
La asentó en chaira de cuero.
Esa mano que la blandió,
la mostró al sol,
arrancándole reflejos,
chispas de luz.
Acarició toda su fría tersura.
La tomó, con la diestra,
por la empuñadura
de noble madera de olivo.
Con ella cortó la carne
de su palma izquierda,
de un solo, limpio tajo.
La herida sangró profusamente,
y la sangre engendró un clavel;
mística creación…
hecha de gloria, de dolor.
De carne y amor.
Flor punzó.
Rojo clavel,
ardiente de utopía y pasión.


                               Jorge

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